"El empresariado español está comprendiendo que no todo vale"

03-11-2017
Federico Buyolo, director general de Cooperación y Solidadridad de la Generalitat Valenciana

¿Recuerda la primera vez que habló de ética en la empresa? ¿Cómo ha evolucionado esta cuestión desde entonces?

Por desgracia no es un término del qué se hable mucho. La primera vez que escuche el término ética fue, como imagino que nos habrá pasado a casi todos, es en el Instituto, “Ética para Amador” fue el libro que durante muchos años referente para una educación ética. Luego parece que la ética desaparece de tu vida, ya no hablas de ella, ni tan siquiera lees noticias en los medios de comunicación.

Hace unos días en una conversación por Twitter con una persona, me decía que la ética no se legisla que es un concepto moral, ese es el problema quizá, que hemos entendido que es sólo un concepto. Fernando Savater defiende en su libro “Etica para la empresa” que no se trata de inventar nada nuevo, sino de cumplir lo que ya sabemos, es decir, profundizar en la “cadena de valor” que hablaba Aristóteles, y así es, la acción ética es el arte de repetir, la evolución ha de venir a través de la práctica.

 

¿Realmente es posible dotar a la empresa de humanidad? ¿Cómo?

No solamente es posible sino que necesario. Durante estos años hemos vividos una desmoralización no sólo de la empresa y de la economía, sino de la propia sociedad. Si miramos un poco hacia atrás, tan sólo unos años, ni tan siquiera una década, lo material estaba por encima de cualquier aspecto ético, el bien común empezaba y terminaba en el bien personal, todo se basaba en la acumulación de bienes, el consumo exacerbado y la competencia individual.

Ahora vemos que ese camino lo único que estaba produciendo era una deshumanización. La empresa no sólo es parte de la sociedad sino que además es un actor transformador de la misma. La globalización ha dado más poder a las empresas, pero también más responsabilidad. Si no somos capaces de dotar a la empresas de una lógica humana tendremos grandes máquinas de generar dinero pero no riqueza.

 

¿Está la RSE ayudando a integrar la ética en la empresa?

Desde mi punto de vista la pregunta debería ser al contrario. La RSE es un instrumento de la ética, si contraponemos las herramientas a los fines de la actuación de las personas estaremos equivocando el camino. Las empresas no pueden actuar presentando únicamente una memoria de responsabilidad sin que la ética haya impregnado toda la organización. Sin ética no puede haber una RSE que vaya más allá del mero cumplimiento de estándares, no se trata de implementar una estrategia utilitarista, sino de cambiar la visión de la empresa, eso sólo es posible desde una mirada ética y un liderazgo empresarial comprometido.

 

¿Por qué dice usted que la responsabilidad social ha llegado tarde en España?

Por desgracia España ha llegado tarde a casi todos las políticas de vanguardia y esta no ha podido ser una excepción. En 2000 se aprueba el libro verde de la RSE en Europa, el primer debate en España no se produce hasta el 2006 en el Congreso de los Diputados de la mano de Ramón Jauregui donde se crea la Subcomisión para potenciar y promover la responsabilidad social de las empresas y no es hasta 2007 cuando se aprueba el libro blanco de la RSE en España.

En 2014 se aprueba la Estrategia Española de RSE, que por cierto se aleja bastante de las recomendaciones del Libro Blanco. Es cierto que hay muchas empresas que ya han empezado a implementar políticas de RSE pero sin embargo no vemos que se haya producido grandes avances, la RSE sigue siendo testimonial en el conjunto general del tejido empresarial español y de seguir sin un impulso decidido por parte de las Administraciones será difícil que esta se llegue a consolidar.

 

Usted proviene de familia de empresarios, ha sido profesor de universidad y ahora trabaja para la administración pública. ¿Cuál de estos tres sectores es más ético?

La ética es personal, no cabe duda que a mayor nivel de formación, mayor nivel de ética, pero este por desgracia no es un axioma que siempre se cumpla. No existe una ética distinta para cada uno de los sectores, la ética orienta nuestra acción en un sentido racional, por lo tanto es patrimonio común a todos y todas. El mundo empresarial es menos dado a la ética, aunque afortunadamente cada día el empresariado español está comprendiendo que no todo vale y que las acciones faltas de ética repercuten en el desarrollo de su propia acción empresarial. Tanto la universidad como la administración son sectores públicos, por lo tanto, sujetos a una normativización mayor por los que la discrecionalidad en la toma de decisiones es menor, aun así es imprescindible que la actuación ética vaya más allá de la asunción de las reglas del juego. Las entidades éticas generan ética por sí mismas. Ese debe ser el fin.

 

¿Y cómo llevamos la ética a la política? Que parece que es el sector que más lo necesita…

Sin duda, no porque lo necesite, sino porque sobretodo ha de ser el impulsor. La política es el arte de gobernar lo público, es decir, lo de todos y todas , por lo tanto esto sólo se puede realizar desde una actuación ética. La ciudadanía exige de sus representantes políticos no sólo que sean buenos gestores y que sean transparentes, sino que además sean justos en sus decisiones. Un político que miente o utiliza su cargo para otros fines que nos sean los que tiene encomendados como responsable político, ha de ser apartado de manera fulminante, no hay que dejar pasar el tiempo, sería necesario instaurar, igual que en los casos de violencia machista, los juicios rápidos para casos de corrupción política y además condenas más que ejemplarizantes.

Pero la ética ha de ir más allá de la lucha contra la corrupción, no es incompatible ser ético y defender tus principios políticos, ni tan siquiera pactar con el resto de fuerzas ha de suponer un quebranto de la ética personal. Es necesario que entendamos que la ética se basa en la libertad en la toma de decisiones, sólo cuando somos libres podemos tomar decisiones éticas, en este punto entraríamos en otro conflicto distinto, ¿Que ha de prevalecer, la disciplina de partido o mi ética personal? Sin duda alguna sólo a través de una verdadera democracia deliberativa seremos capaces de resolver este conflicto.

 

Usted denuncia que la ética ha ido a menos en la formación en todos los niveles. De hecho, en una de sus investigaciones ha llegado a la conclusión de que sólo dos universidades públicas tienen la asignatura de ética. Sin embargo, la mayoría de universidades tienen memoria de RSC. ¿No resulta contradictorio?

Así es, no tiene ningún sentido. Pero bueno esto no es sólo patrimonio de las Universidades, hay empresas muy reputadas del IBEX35 que tienen políticas de RSE muy potentes pero sin embargo tributan fuera de España para evitar pagar impuestos que finalmente revierten en el bienestar de todos y todas, esto tampoco tiene explicación.

Posiblemente lo más complicado dentro de la Universidad será adaptar los planes de estudio, pero sin duda alguna es la clave de todo el sistema. Si verdaderamente queremos que la formación sea integral hemos de revisar los contenidos de ciertas asignaturas. En una entrevista a un estudiante me contaba que no sólo no tenían una asignatura de ética empresarial, sino que además en las clases de Teoría Económica se les enseñaba todo lo contrario: “el beneficio es el único fin de la empresa y por lo tanto todo vale para conseguirlo”

La RSU va más allá de la implementación de códigos de buen gobierno o el fomento de la compra ética, los Principles for Responsabile Management Education (PRME) que viene a ser el Global Compact para las Universidades, ha sido firmada por todas las grandes Universidades del Mundo, sin embargo, en España tan sólo han sido 9 las Universidades que lo han firmado, por lo tanto estamos muy lejos.

 

¿Qué opinión le merece la Estrategia Española de RSE?

La pregunta realmente sería ¿Tenemos una estrategia? Estos años de crisis económica han servido para dilapidar lo poco que habíamos podido construir. No sólo se ha abandonado la senda de implementación de la RSE, sino que además se han puesto todos los impedimentos posibles para que no se desarrolle.

En mi etapa como Diputado Nacional en la X Legislatura, participe en la confección de lo que iba a ser el “Plan de Derechos Humanos y Empresa” una iniciativa ambiciosa impulsada por la oficina de Derechos Humanos del Ministerio de Exteriores y Cooperación que después de un año y medio de trabajo se quedó en un cajón después de ser vetada por el Ministerio de Industria. Es decir, ¿cómo podemos hablar de Estrategia Española de RSE si se ha paralizado la aprobación de lo básico?

 

Usted defiende un liderazgo empresarial ético. Explíqueme a qué se refiere

Las empresas no son entes vivos, sólo si hay personas éticas puede haber empresas éticas. Hoy la ciudadanía exige más a las empresas, hay una vigilancia sobre las actuaciones que realizan, no sólo como entidad sino además la ejemplaridad de sus dirigentes. El liderazgo empresarial ha de ir encaminado a crear las condiciones por las que la ética pueda configurarse como el “ethos empresarial”.

La ética es tan voluntaria como imprescindible dentro de la empresa, el líder empresarial es aquel o aquella que genera las condiciones para que todo el mundo dentro de la empresa tenga la libertad para tomar decisiones éticas. El liderazgo empresarial ético va más allá de la implementación de un sistema integrado de gestión de la ética, es sobre todo, una manera de entender la gestión empresarial donde con mi acción y la acción de todos mis stakeholders, internos y externos, generamos un cambio en la misión y la visión de la empresa. Es pasar del “debe” al “puede”.

 

Desde su punto de vista, ¿cuáles cree que son los retos de la RSE en España y cómo evolucionará?

Los objetivos de la RSE han quedado obsoletos, la responsabilidad de las empresas ya no es sólo social, sino que desde una visión interna y externa las empresas han de integrar las tres dimensiones del desarrollo sostenible. Adela Cortina habla de que es necesario crear una economía ética donde la empresa asuma su papel como agente transformador de la sociedad y no, simplemente, como un instrumento de generación de beneficios empresariales. Hoy la empresa tiene que asumir el reto de contribuir con su acción a un desarrollo sostenible económico, social y medioambiental.

La aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible no sólo ofrece numerosos retos y oportunidades a las empresas sino que configuran un nuevo modelo de desarrollo empresarial donde a través de su acción, interna y externa, la empresa contribuye al cumplimiento de los mismos. Este nuevo paradigma ofrece a las empresas un marco lógico de acción más centrado en lugares comunes del desarrollo, ya no es algo interno de la empresa, sino que se trata de vincular su acción a los objetivos comunes de todos.

Ya no se trata sólo de minimizar los riesgos sociales y medio ambientales sino de transformar con su acción el modelo económico actual hacia una economía ética comprometida con el desarrollo mundial.

Para acabar, si España fuera una empresa…¿diría usted que es ética y humana?

No podemos hablar de humanidad si vemos como se siguen incrementando las desigualdades sociales y económicas. No hay humanidad cuando no hay justicia social. Esto es básico, la desigualdad se crea por decisiones éticamente discutibles, ¿cómo podemos defender que en España la brecha salarial entre el mayor sueldo y el menor sea de 110 veces? Es insostenible. Que la mitad de la población no tenga los mismos derechos reconocidos que la otra mitad que goza de un estatus de privilegió patriarcal, es algo que contraviene la propia declaración de los Derechos Humanos.

La ética no es un concepto moral, es una guía de acción para que todas las personas actuemos en pro y beneficio de todos y todas, es la única manera de conseguir una sociedad humanizada.